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Fantasmalegoría del carro alado — Astrología para el 2023

 

¡Hola cibergente! Cuánto tiempo sin encontrarnos por aquí, ¿no? Después de un largo, interminable y arduo período de Marte retrógrado en Géminis, recién voy retomando la marcha, y con eso, mis ganas de comunicar se van reactivando de nuevo. No me fue sencillo. Estos últimos meses tuve escasa voluntad, y más para las labores digitales o redactorias. Costó pero estoy pudiendo ahora, y la convicción de acercarles mi opinión sobre lo que el ciclo 2023 incumbe pudo más que mi desidia, que ya quiero abandonar. ¡Comencemos!




Lo que aún pende: Júpiter, Saturno y los remanentes del 2022

Hay dos planetas, en principio, que son los que dan el tono y el clima general del año, teniendo en cuenta que al decir un año nos referimos a una parte (un segmento) de un proceso más amplio, que responde a una periodización, como tiempos de más largo alcance una década o una era por ejemplo. Júpiter y Saturno son los dos planetas a los que mirar cuando queremos saber “cómo será nuestro año”.

En el caso de Júpiter, actualmente recorre el signo Aries, y poco después de comenzado el año astrológico el 20 de marzo, ingresará a Tauro el 16 de mayo. Con esto quiero decir, que la presencia de Júpiter en Aries responde más al ciclo 2022 que al 2023, porque ademas, tuvimos una probadita de Jupiter en Aries por tres meses del año pasado.

La búsqueda de Jupiter en Aries se trata de expandirnos desde la intempestiva necesidad de cortar con el pasado y con lo inconcluso. Es el clásico “borrón y cuenta nueva” que nos impulsará a abrirnos nuevos caminos personales. En el contexto del ciclo 2022, a medida que vamos cerrándolo, implica una suerte de exilio personal, algo que no podemos hacer en compañía de nadie, por más de que asumamos que todo es social. Es un camino que debemos abrirnos por nuestra propia cuenta el que se presenta durante este año 2023, pero que es el desenlace de lo que aconteció durante el 2022 —si hilamos más fino, el desenlace de un ciclo de 12 años, osea desde el 2011—.

Si lo ponemos en términos filosóficos, Júpiter en Aries es el llamado a romper con viejos esquemas de creencias cuando lo que irrumpe es el deseo de novedad, de situarnos en el presente y de intervenir desde nuestro posicionamiento en esas ideas. No se trata de reproducir lo que otres dijeron, sino de hacer valer nuestra voz dentro de ese campo de ideas. Por ende es el momento de adquirir nuevas experiencias que puedan dar cuenta de ese nuevo saber y pensar que vamos generando, en perspectiva de que eso irá mutando y cambiando en el futuro.

Esto va muy de la mano con lo que Saturno en Acuario impuso, desde finales de 2020, como el escenario mayor de las restricciones post-pandémicas. Esta urgencia de novedad es el resultado del corte abrupto con el pasado que significó la desarticulación, el desmembramiento, la segmentación por burbujas de nuestro anterior cuerpo social. Si consideramos que durante 2022 Jupiter recorrió el signo Piscis, ese periodo significó a su vez la disolución de todo ese caudal de creencias que orientó a aquella sociedad que alguna vez fuimos y que hoy en día ya no existe.

Entonces, el lugar de Saturno en Acuario aquí, a finales del ciclo 2022, es el de masterizar las lecciones que se traducen de esta presión por volver más inteligentes nuestras redes. En simultáneo, el contexto post-pandémico va terminando mientras Saturno sale de Acuario, y es ahora cuando podemos realmente lanzarnos a la novedad, teniendo un capital de experiencias que nos permita leer la realidad en este nuevo contexto y desde allí generar la novedad que buscamos. Saturno en Acuario es, entonces, como esta caja de herramientas intelectuales que no quiere decir académicas, ojo, “toolbox” en inglés, que nos permite operar en la realidad con un “software actualizado”.

Pero este es el preámbulo, para en realidad contarles otra situación. Porque el año 2023 arrancó, en enero, con este clima de Jupiter en Aries y Saturno en Acuario. Pero estos dos planetas están a punto de cambiar de signo, y a eso viene este párrafo, porque el ciclo 2023 se trata de Saturno en Piscis y de Jupiter en Tauro...



Los primeros vientos de la Edad de Aire: Júpiter y Saturno en perspectiva al 2020.

Me resulta imposible no leer los movimientos que Jupiter y Saturno realizan actualmente, sin repasar que se unieron al principio del signo Acuario a fines del 2020, iniciando lo que se denomina como la “edad de Aire”. Esto quiere decir, que desde ese momento, debido a sus distintas velocidades, puede pensarse que Jupiter primero expande, aumenta, desboca; y luego Saturno ordena, sintetiza e instituye. Así fue durante los últimos dos años: Jupiter pasó por Acuario en 2021 y Saturno luego; Jupiter pasó por Piscis y ahora le toca a Saturno pasar por ahi.

Entonces, lo primero que podemos decir sobre el 2023, es que estos dos planetas están entrando en diálogo. Ya se va descomprimiendo su cercanía —y con esto, su intensidad— y en esta distancia comienzan como a “delegarse tareas” en la medida en que van habitando signos diferentes. La relación Tauro-Piscis dentro del Zodíaco es relativamente pacífica. Siendo que Júpiter y Saturno se encargan de la esfera social, política y económica, podríamos decir, al menos en la teoría, que el año 2023 sería un “año tranqui” en relación a la crisis global que venimos afrontando desde la pandemia que es lo mismo que decir desde su conjunción.

Otro dato que sostiene esto, es el siguiente: existe una tabla, que se conoce como “índice cíclico planetario” popularizado por el astrólogo Andre Barbault, que explica los picos y caidas de las crisis globales. En este índice se exhibe que el año 2020 sería el “peor año de crisis” del siglo XXI, el punto más bajo del índice. ¡Y así lo fue! Por suerte, este índice comienza a subir a finales de 2022, y para finales del 2023 el índice ya subió bastante más, llegando a decir que “para el 2026 la crisis ya estaría superada”, algo que expresó basándose en la armonía geométricaentre los planetas más distantes para ese entonces. Datos de una economía que no conocemos y que no podemos predecir, seguro. Pero yo nomás se las tiro...



Una breve retrospectiva de Saturno en Piscis, ayer y hoy: ¿qué pasó estos últimos 28 años?

En términos más personales, el diálogo que Jupiter en Tauro y Saturno en Piscis realizan pasa por construir un lugar seguro y estable para la culminación de este proceso de desgaste que significó la erosión de las antiguas estructuras que gobernaron nuestro entendimiento del mundo. Y del mundo de cada quien. No es menos que Jupiter esté por cruzar al signo que recibió los Eclipses de Nodo Norte, Tauro, durante el 2022. Por así decirlo: si los Eclipses en Tauro representaron “una semilla para la evolución”, el paso de Júpiter por esos grados donde se dieron los eclipses, será una expansión y desarrollo de esos puntos estratégicos que hemos sembrado.

La presencia de Saturno en Piscis es un tanto más compleja de descifrar, porque es un signo de retiro, de fin de ciclo, de conclusión y despedida. Saturno habitó sus signos más fuertes y feroces desde finales de 2017. Pasó casi 6 años entre Capricornio y Acuario, sus signos de dominio. Y nos dió con todo. Pero ahora, en Piscis, su poder irá bajando y aparecerá el lado más compasivo y sensible de la restricción, del endurecimiento, de la introspección...

Piscis es un lugar complejo para el entendimiento racional, porque esa síntesis y momento final implica la simultaneidad de distintas etapas de la historia. Hoy día, no se si les pasa, que el multiverso y la multihistoria está más presente y al alcance que nunca. Parece que vivimos en distintas épocas al mismo tiempo. Y esto es la base para uno de los componentes clásicos de Piscis: la confusión. La confusión que nos genera no poder poner en palabras lo que ocurre, pero si poder observarlo. La confusión que genera un entendimiento común de algo que nadie tiene la verdad, pero que todes percibimos y sentimos ocurrir. La conexión que genera es más por esa disolución de la realidad, por esa caída de velos que significa el paso de Saturno en Piscis, y que está relacionada directamente con su anterior tránsito, durante el período 1994-1996.

28 años atrás, el nivel de pantallas, de Internet, de cibercomunicación, de realidad virtual y realidad aumentada, no existía como hoy. Y eso se debe a que Neptuno entró en Piscis en 2011-2012, con el auge de las redes virtuales y las apps para celular. Hay una lectura de que el tránsito de Neptuno (el gran hechicero) por Piscis “nos está pescando”, en el sentido de que nos “engancharon” como quien se engancha con la pala, con el alcohol, con cualquier vicio, a la fantasía de conectividad que es hoy en día el Internet y todas las tecnologías que le rodean. Neptuno está muy avanzado en Pisics y en pocos años sale de ese signo, pero saldrá acompañado de Saturno. Entonces, ¿cómo se articulan estos principios tan antagónicos? El de la fantasía y lo trans-dimensional, que es Neptuno, con el de la realidad y la temporalidad-material, que es el de Saturno, en este signo tan místico y enigmático que es Piscis....



El desafío de hacer nacer un mundo nuevo: Saturno y Neptuno en Piscis, la materia y el ensueño

Durante los casi tres años que le toma a Saturno recorrer Piscis, Jupiter irá de Tauro a Cancer. En esas combinaciones, hay una clave para entender cómo se articulan, cómo se sintetizan, estos princpios que a priori parecen tan opuestos.

En la historia que es el Zodíaco, el camino de Tauro a Cancer simboliza la fertilización en la materia (Tauro) de un principio (Aries), que luego de interactuar con su medio (Géminis) logra adaptarse y consolidarse en una forma definida (Cáncer). Si seguimos la idea de que ese principio es Jupiter una corriente que engloba una filosofía de gran escala, con un sistema de economía energética y visión del mundo, lo que está por nacer es una nueva concepción del mundo en términos globalizados. En eso, Saturno en Piscis puede actuar tanto como una barrera a la fantasía que implica la hiperconectividad, como por ejemplo, el desgano, el impedimento, y hasta la enfermedad en relación a esa hiperconectividad; como también una imposición, un deber y un principio de realidad (en términos de que “es lo que hay que hacer para”) en relación a la disolución de fronteras dentro de la sociedad, a la compasión y la necesidad global de “sanación”: sobre eso volveremos más tarde ¿quizá mejor en otro artículo?—.

La presencia simultánea de Saturno y Neptuno en Piscis durante el 2023 hacia casi medidados del 2026, hará de los siguientes 3 años, aquellos en que la interacción con la cibertecnología no sea la misma que antes, y mi esperanza es que en esa desilusión, desfantasía y deshechizo, construyamos un puente más sólido con el nivel real que Neptuno representa, que es el diálogo epifánico y místico con el entorno, con la naturaleza y con nuestros hábitats. Esto implica por otro lado la institucionalización de terapias alternativas vinculadas con enteógenos, como lo son ciertas plantas y hongos, que permiten una curación psíquica en un plano que la medicina occidental no logra acceder. Y lamentablemente, o no, depende, que este vínculo entre Saturno y Neptuno prometa una consolidación material de las fantasías que nos hechizan, en forma de nuevas tecnologías de virtualidad, de holografía, y demás inventos que “hagan ver aquello que no existe” pero que a partir de eso “ahora si exista” y eso sea creíble, como la manera más inocente de introducir un nuevo paradigma en las ciencias técnicas, que implique un “giro fantasmal”, por así decirlo, en el que cada vez más se trabaje con la fantasmagoría por no decir la holografía como hipótesis científica.

Con suerte, en estos tres años, aparecerán nuevas curaciones y soluciones a problemas médicos y biológicos que ya existen, y a su vez, nuevas patologías que tengan como base la confusión entre estos distintos órdenes de realidad y fantasía serían identificadas.

Pero volviendo al 2023, este diálogo es incipiente y recién comienza, y la verdad comienza con todo, porque el próximo item a describir es uno de verdad importantísimo: el pre-ingreso de Plutón en Acuario y la inminente interacción con las inteligencias artificiales (IA).



El poder de la alteridad: empieza el pre-ingreso de Plutón en Acuario

A Plutón le llevará tres años entrar en Acuario, algo normal para la velocidad que tiene este planeta. El 24 de marzo 2023, Pluton cruza ese umbral y por menos de tres meses, probaremos un poquito de su potencia en un signo que no habita desde hace 225 años. Esto implica que nadie puede predecir exactamente hacia dónde va esta influencia, porque el contexto es totalmente diferente a la última vez que transitó en Acuario a fines del siglo XVIII. Pero desde ya, las IA's son y serán el gran agente de transformación revolucionaria con quien habremos de integrarnos. Son, en mi opinión, el nuevo sujeto de derecho que conocerá el mundo, en los próximos años.

Plutón entra en Acuario por poquitísimo tiempo, pero parece que esto ocurre solamente con un propósito, que es una alineación espectacular y explosiva que tendremos en mayo, después de la temporada de eclipses, y en pleno Mercurio retrógrado, con el ingreso de Jupiter al signo Tauro, alineado con Marte en Leo, los dos en jaque a Plutón en Acuario. Solamente con esto afirmamos que mayo será sin duda el mes más importante del 2023.

Plutón en Acuario se merece un posteo aparte, y esto solamente quiero mencionarlo para aclarar que no tengo la información suficiente para contar sobre esto, y que en verdad, es un arquetipo que iremos descubriendo de manera global y colectiva en el tiempo. Lo que podemos mencionar se trata más de recuperar asuntos de las experiencias previas y tratar de adaptarlas al presente. Pero desde ya, eso que últimamente fue avistado en el cielo, ¿qué pasaría si de verdad son alienígenas? ¿Qué nivel de reestructuración del mundo, de las sociedades y del cosmos, de la psiquis, implicaría concretar este acercamiento?

Hasta que se demuestre lo contrario eso que apareció en el cielo con formas extrañas no es otra cosa que tecnología, y que cuya procedencia en realidad no debería importarnos tanto ahora, sino más bien lo que nos acerca, en términos de qué mensaje viene a traernos. Y es el mensaje de la diferencia, de la otredad y de la alteridad, que son palabras que definen esa experiencia de volverse extraño ante un otro, y que aquello otro que nos es extraño también nos hace extrañarnos de nosotres. Esa diferenciación mutua es solamente el principio de un proceso en que la sociedad y el mundo, el poder global, están empezando a mutar hacia otro orden. Si, suena muy chiflado. Pero nomás piensen en la era de las revoluciones que fue el siglo XVIII y el lugar que ocupó la ciencia y la tecnología, y se entiende mejor...


Los procesos menores como emisarios del cambio: Mercurio, Venus y Eclipses en 2023

En este contexto, es que podemos ver claramente cuál es el lugar que ocupa este año en el contexto de un proceso de transición que comenzó, si queremos ser generoses, con el ingreso de Saturno en Capricornio en diciembre 2017, pero que era la antesala del año 2020. Todavía seguimos en esa transición, y recién culminará hacia el 2026, cuando el panorama de planetas transpersonales termine de migrar hacia los nuevos elementos: hoy en día, los tres planetas lejanos (Urano, Neptuno y Plutón) están en signos de tierra y agua, pero culminda esta transición, estarán en signos de aire y fuego. Vamos, justamente, casi por la mitad de ese pasaje. Y no me parece casualidad, tampoco, nada lo es, que en ese contexto mayor, tengamos los siguientes procesos de menor escala, que son los Eclipses, y los signos donde retogradarán Mercurio y Venus.

Mercurio retrogradará durante este año en signos de tierra, y eso ya es la puerta de entrada a decir que durante este año, volveremos a revisar nuestros estándares de lo material, de la ganancia, de la economía, del valor, y de lo real. Así comenzamos, de hecho, el 2023, con Mercurio recién retrogrado en Capricornio. Y así también vamos a terminarlo, con Mercurio full retrógrado en Capricorio, tanto que ya va ir bajando a Sagitario.

Un panorama rápido de lo que implica que Mercurio retrograde en signos de tierra:

En Tauro (de abril a mayo 2023), se trata de poner en perspectiva el tiempo que demoran los procesos, dónde están las resistencias mentales, cuánto creemos que algo vale en recursos, y el orden de la economía en términos cotidianos.

En Virgo (de agosto a septiembre 2023), el rigor y los métodos son desmantelados, el sistema debe abrirse para ser inspeccionado, los circuitos y procedimientos deben ampliarse, las críticas pueden ser inusuales y fuera de toda verificación.

En Capricornio (de diciembre 2022 a enero 2023 y de diciembre 2023 a enero 2024), los estándares pueden ser desproporcionados, las bases y condiciones revisadas o alteradas, los horarios y el manejo del tiempo pierde control, las rutinas quebradas y los límites reexplorados.

En fin, son cuatro momentos del año donde la velocidad de los procesos cambia, donde los esfuerzos no deben ser tantos o deberán ser puestos en otro lado donde antes no pensábamos. Ni más ni menos, cosas muy habituales, pero que por impactar en la materialidad, tiene un dejo más amargo porque desordena nuestra lógica que afirma que tenemos más control de la materia del que pensamos. Esta interpelación, al final, puede dejarnos con más ganancias y resultados del que pensamos también. Pero eso depende de cómo se lo tome cada quien, y de si consideran que, por ejemplo, rehacer un boceto porque te falló la escala es una pérdida de tiempo o es una alternativa que está bueno tener. De todos modos, para cada Mercurio retro, espero, habrán posteos dedicados ya me excusé del primero! ja.



La aventura del otro lado del espejo: Eclipses en Aires/Libra y Venus retrógrada

Si bien este año parece ser mucho más tranqui que el 2022 en término de alineaciones mayores, nos da un respiro pero tampoco tanto, porque en 2023 le toca a Venus retrogradar y eso significa revisar asuntos de relaciones, de afectividades, de goce, de amores y desamores, de cuerpas y del uso de recursos y dinero, todo magnificado por el dramático y escénico signo de Leo. Venus estrá retrógrada en Leo por dos meses, pero la historia completa va de finales de junio a principios de septiembre. Si bien su recorrido parece buscar ponerle algo más de picante a la relaciones, la palabra que más me resuena en esta historia es el orgullo, y todo lo que eso puede desencadenar, para bien y para mal. Así como puede hacernos salir (ceder) de ciertos espacios donde no nos sentimos valorades puede también llevarnos a posicionarnos en un pedestal del cual habría que bajarse después, y eso seguro que podría ser humillante. El interrogante aquí puede ser también ¿a qué no nos animamos? Este tránsito lleva a probar lo diferente y a interpelar nuestra identidad pero sobre todo nuestra imagen personal-vincular a partir del deseo y el goce.

Esto va en conexión con algo más profundo y misterioso que son los eclipses en el eje Aries-Libra entre abril-mayo y después en octubre, que son regidos justamente, por Marte y Venus, “los amantes cósmicos”. Es decir que la retrogradación de Venus está directamente enlazada con los eclipses en Libra. Aqui es donde la dinámica del yo-otro, de mi lugar-el de enfrente, la relación imagen-reflejo/percepción-perspectiva entran en crisis. El lugar del deseo en las relaciones, y la relación con el deseo, será la temática más picante a nivel personal-vincular durante este año. Y en definitiva, no está ajena al panorama mayor que describimos más arriba, en el que todo parece estar tomando un giro que nos va llevando a una nueva relación con el mundo, y con nosotres mismes aquí.

***

Buscando una síntesis, el 2023 acarrea un gran caudal de experiencias diversas pero que van allanando el terreno a una nueva realidad que estamos generando. Y eso ocurrirá a partir de las acciones que tomemos y lo que elijamos dejar pasar. Numerlógicamente, la carta que representa este año es el Arcano 7, el Carro, que implica entrar en movimiento por lo que deseamos tras elegir un destino. En mi opinion es un año con la oportunidad de grandes corrimientos en lo personal, que nos van alejando de los lugares obsoletos en nuestra vida y acercándonos (sin cercas) a donde más pertenecemos, donde el deseo más nos representa y nos reencuentra con lo espontáneo del propio ser.

Sin más que estas humildes palabras me despido.

Con cariño y buena aventuras, XSIS.


      

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